viernes, 15 de octubre de 2010

Sin retorno



Perseguir los sueños con los que soñamos. Hacerlos realidad. Una canción de los Clash, una idea de cuando éramos niños. Un sueño, una ilusión. El dinero, la pasión, los amigos, la familia. La literatura, un buen café, el dinero. Queremos, no podemos, lo intentamos y luchamos. Nos rendimos, renacemos. Nos morimos y no amamos. Sentimientos escondidos en un cajón, por necesidad, por no sufrir. Una meta, el final, cuando llegas no sabe a na’. Disfrutar con lo que hacemos, convencidos del mañana, sin pensar en el presente ni mirar hacia el pasado. 


La vida es así, un poco un poema, un poco una canción, un libro. Es un reflejo de pasada en un espejo en la oscuridad de tu baño. Un susto y una alegría como cuando te toca la lotería. La vida es seguramente un día a día, un mañana y un ayer, pero que hacemos en el presente. La vida es pasión, es reinventarse en cada momento. Es defender lo que es tuyo, es ser fiel a ti mismo y no morir en el intento de hacer las cosas porque estás convencido. Equivocado o no, lo haces. Hay que hacer cosas, si te paras te atropellan. Que injusto, que justo, que feliz y que superchachimegaguay.


Cuanta gente, ideas y pensamientos. Gustos y disgustos y al final queda la vida, la muerte y eso, hacer y vivir. Estas letras que han ido saliendo como un vómito de mi cabeza y de mi interior son el resultado de pensar que existe algo bueno para todos pero que hay que luchar y esperar y ser feliz por el camino pero no a cualquier precio. Lo triste es despertarnos algún día y descubrir que no valió nada de nada y que la cagamos bien grande. Aprendimos mucho pero nada es lo que parece al principio ni al final.


Vale hablar de política, criticarlo todo, vivir nada, pero ¿Dónde están nuestras preferencias y nuestro modo de vivir la vida? Oímos lo de crear tendencia en moda, música, artes… Y crear tendencia en modo de sentir y amar se pierde por el camino. La vida al final es una cuestión de amor. Por las cosas, el dinero, las personas…  Y jugar con ese amor, pero de corazón, si al final es de vísceras, no es amor, es egoísmo e hipocresía.


Quizás escribo esto para recordármelo en un futuro, porque hace tiempo que no escribo en el blog o porque ando perdido sin saber si lo que quiero para mi vida es lo que soñé y esperaba. Este discurso que puede parecer loco o estúpido todos, absolutamente todos, nos lo planteamos al menos una vez en la vida en general y miles en cada situación importante. Al final la vida es amor y el amor de la vida está en los detalles que nos regala ésta.


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